El pasado 18 de marzo el alumnado del IES Al-Zujáyr recibió la grata visita de tres mujeres zujareñas que, debido a las circunstancias de su vida, son ejemplo de lucha y superación. La charla se enmarca dentro del ciclo que hemos programado trimestralmente y que trata de acercar a nuestro alumnado las personalidades más destacadas de su municipio. Paula Pomi Rodríguez, alumna de 1º de ESO, ha sido la encargada de redactar este artículo.
Mi nombre es Paula Pomi Rodríguez y os voy a hablar sobre la vida de tres mujeres de Zújar
que vinieron a nuestro centro, el IES Al-Zujáyr para hablarnos de su experiencia laboral y de lo fuertes y luchadoras que son, además de ser capaces de seguir adelante afrontando las dificultades que se cruzaron en su camino. Los nombre de estas tres mujeres son Fefa, Conchi y Mari de Placeres.
Fefa fue la primera en romper el hielo y comenzar en contar sus vivencias. Ella nació en Zújar donde tuvo que empezar a trabajar a una edad muy joven. Cuando creció, se estuvo dedicando durante muchos años, más de treinta incluso, al trabajo del calzado.
Unos años después, junto con su marido decidió sacarse el carnet de camión para transporte internacional. Lo pasó bastante mal y tuvo muchos problemas debido a que, en aquella época, era la única mujer en su profesión. La miraban mal solo por el hecho de ser mujer y a pesar de esto aprobó el examen de conducir a la primera. Al año siguiente, decidió sacarse el carnet para ser conductora de autobús.
A veces, cuando Fefa iba a repartir con el
camión, tenía problemas para acceder a algunos sitios por el mero hecho de ser mujer. Un día, cuando no la dejaban entrar a descargar el camión, le dijeron que la razón era que no se permitía el paso a mujeres. Ella no se achantó y no paró hasta hablar con el dueño y exigirle que la dejara pasar. Acabó consiguiendo poder descargar el camión.
Fefa, únicamente debido a ser mujer, tenía un sueldo inferior a otros hombres camioneros. Con el tiempo, también consiguió el carnet para transportar mercancías peligrosas convirtiéndose así en una de las primeras mujeres en poder transportar ese tipo de mercancías. En aquellos tiempos, era muy raro ver mujeres camioneras por lo que se le hizo muy cuesta arriba. Además, es un trabajo durísimo.
Tras dejar su trabajo como camionera, ingresó en Cáritas Diocesana y es la presidenta de la sede de Zújar. Han hecho muchas recogidas de alimentos y ropa, además de ayudar a más de treinta familias a la vez. Muchos chicos y chicas de nuestro centro como Manuel Ruiz, María Ramos, José Manuel Román, Jóse Antonio Vico y Pablo Vico la conocen porque también colaboran con Cáritas. A pesar de esto, sigue haciendo falta ayuda así que no dudéis en ir a echar una mano.
A continuación fue el turno de Conchi, una mujer que, desde muy pequeña, le encantaba la pintura y como en su casa no había dinero para comprar colores pintaba en el suelo con palillos. Conchi se casó muy joven y no tenía tiempo para su mayor afición: pintar.
Debido a que su marido la maltrataba e, inexplicablemente, no quería que expresara su arte, escondía los materiales y sus creaciones detrás de su máquina de coser.
Conchi utilizaba el arte para escapar de los problemas que tenía. Veinte años más tarde, sin poder aguantar más, se fue de casa con sus hijos y se separó de su marido. Ahora ella es libre y feliz de poder expresarse.
Con sus propias manos hace muñecos,
manualidades, dibujos, pinturas y muchas otras obras de arte con cualquier cosa que encuentra. También le gusta hacer pinturas y cuadros infantiles para "sacar de vez en cuando la niña que lleva dentro".
Se podría decir que el arte para ella es su método de relajación, hace cosas hermosas con tarros, piedras y todo lo que encuentra. Además, tiene un blog donde publica resúmenes de libros de autoayuda y hace una selección de los mejores consejos para su hija.
Finalmente, escuchamos el relato de Mari de Placeres, muy emocionada por rescatar recuerdos. Ella no conoce ninguna mujer de su familia que no sea trabajadora. Su madre, Placeres, de ahí su nombre, era luchadora, trabajadora y a pesar de sus problemas seguía adelante con una actitud envidiable. Ella murió joven, a los solo treinta y siete años de edad.
Cuando su madre murió, tuvo que cuidar y educar ella sola a todos sus hermanos debido a que su padre tenia problemas con el alcohol. Sus hermanos tuvieron que comenzar a trabajar pronto y ella también. Nos contó que se levantaba todos los días a las cinco de la mañana, "no precisamente para disfrutar de ver el amanecer tranquilamente", sino que como prometió a su madre antes de morir, debía cuidar de su familia. Para ella. el día comenzaba lavando la ropa a mano para ocho personas y recuerda como sus tías y su abuela la ayudaban también en muchas tareas.
Cuando era muy joven se enamoró de un
muchacho que tenía problemas de alcoholismo y utilizó el trabajo como refugio. Su hermano mayor se marchó y poco a poco todos lo hicieron. A los veintidós años quedó embarazada y se casó a pesar de que su marido le daba una vida insoportable.
Mari siempre tuvo mucha personalidad y no dejaba que le dijeran qué hacer. cómo vestir o con quién hablar. Siempre consiguió salir adelante y poco a poco aprendió que "nada viene sin esfuerzo y dedicación y que puedes salir adelante, solo debéis sacar vuestra fuerza interior".
Acabó con un consejo que a todos nos caló muy hondo: "Debes quererte a ti mismo y no poner vuestras vidas en manos de nadie, ponedlas en las vuestras. Buscad siempre no depender de nadie".
Espero que os haya gustado mi artículo y que os haya emocionado la historia de estas mujeres tanto como a mí y a todos mis compañeros.
Paula Pomi Rodríguez, alumna de 1º de ESO.